"Los libros siempre hablan de otros libros, y cada historia cuenta una historia que ya se ha contado." (Umberto Eco)

martes, 4 de octubre de 2011

Objetivo 2: Establecen relaciones entre la obra leída, el género al que pertenece y su contexto de producción

PIEDRA CALLADA, Marta Brunet

Cuando Esperanza dijo que quería casarse con Bernabé, la madre, en respuesta, le dio una paliza, manera bastante simple, pero que ella estimaba infalible, para quitarle la idea de la cabeza. La muchacha no dio un grito y en cuanto pudo escapó a contarle a la patrona sus cuitas.
--¡Hasta cuándo no me va'ejar casarme! Cada vez que tengo un pretendiente me lo espanta. Al mocetón de los Machuca lo corretió a lo qu'es piedra de honda. Y sin contar con las apaliaduras que me da. Hable su mercé con ella y llámela a razón. Ando en los veinte años. ¿Es que me quere ejar pa' vestir santos?
La patrona la miraba, vagamente reflexiva. No era extraño que tuviera pretendientes, linda, bien enseñada, casi como una sirvientita pueblerina, que siempre había vivido allegada a las casas, bajo su protección.
--Pero ¿qué te dice ella?
--Agora no me ijo na'. Me apalió no más. Pero otras veces ice qu'ella no mi'ha criado como una flor pa' que me coma el más burro. Cosas de veterana... Porque, al fin y al cabo, pue, patrona, yo no soy más que una huasita pa' casarme con uno d'estos laos.
--¿Y quién te pretende ahora?
Esperanza vaciló un segundo antes de responder:
--Bernabé, el de los Villares, el más guaina, el que trabaja en el palo parao, en los cercos.
--Pero si es una bestia... --exclamó la patrona después de una pausa para recordar al mozo.
--Yo lo quero harto... Claro qu'es así, medio lerdo, pero güeno y trabajaor como ni'uno. D'esto puee dar fe cualesquiera en el fundo. Y sin vicios. Arreglao pa' toas sus cosas. Es lerdo no más. Eso es too.
La patrona la miraba en suspenso, sin saber qué resolución tomar, porque no era la primera vez que se le presentaba el caso, que la muchacha venía a pedir auxilio para defenderse de la madre, que no admitía más voluntad que la suya. Y no era posible que sistemáticamente se opusiera a que Esperanza se casara. Celos de madre que no tenía sino esa hija, viuda y bregando como una desesperada para criarla, ayudante del molinero al morir el marido, que por años sirvió este puesto, y desempeñándose ella con tal pericia que en verdad era quien dirigía los trabajos.
Ambición de madre que tal vez quería un hombre con mayores posibilidades para marido de la muchacha y no aquellos cachazudos peones que nunca serían otra cosa. Pero ¿dónde hallar ese marido? Su mundo, lógicamente, tenía que ser aquel de campo entre montañas. Su destino, casarse con un mocetón allí nacido. Tener un rancho propio. ¿Qué más? Sí, porque más que eso, que los mocetones hijos de los inquilinos, no había en el fundo hombre alguno soltero. ¿Dónde, entonces, encontrar un marido para Esperanza, que en verdad era superior inmensamente a su medio?
Y cansada de haber cavilado tanto sobre un asunto que le importaba un poco, no mucho, no estaba segura si mucho o poco, la patrona hizo una pregunta que creyó definitiva:
--¿Pero tú estás segura de querer a ese Bernabé?
Esperanza hizo el gesto clásico de arrollar y desarrollar la punta del delantal y contestó sin ambages:
--Patrona, de toos es el que más hei querío. A los otros los hei querío así no más. A éste lo quero harto. Es güeno y me quere harto tamién. Claro qu'es lerdo... --concluyó con apuro, porque la patrona la miraba sostenidamente, como si quisiera verle el fondo del alma. Y en realidad no la miraba, entregada, como siempre, a sus propios vagos pensamientos.
--Bueno, bueno. Hablaré con tu madre.
--Claro que su mercé --y se puso muy zalamera y era así un encanto, con los ojitos pequeños y muy rebrillosos, y con dos hoyuelos que se le marcaban en las mejillas tan de melocotón pelusiento, y tan arremangada la nariz, y por boca un mohín de niña que se sabe linda y especula con su lindeza-- podía irle iciendo al patrón que nos diera rancho, porque así mi mamita no hallaría tanto que icir y ya teniendo rancho seguro, a Bernabé no lo miraría en menos naiden y es claro que too andaría al tiro mejor... Su mercé se lo ice al patrón, ¿no?
--Sí, sí... Ya te conozco... Con lo buena que eres para los arrumacos... Ándate tranquila...


Actividad

1.- Averigüe quién es Marta Brunet (1)
2.- ¿En qué ambiente socio-cultural está ambientada la obra? (2)
3.- ¿Qué tipo de mundo está presente en la obra? Explique (1)
4.- ¿Qué lenguaje se utiliza? ¿Con qué finalidad? (2)
5.- Busque el significado de las palabras subrayadas y cree oraciones con ellas. (1)

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